5 barrios para descubrir la esencia de Hong Kong 🇭🇰

5 barrios para descubrir la esencia de Hong Kong 🇭🇰

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No hay duda de que Hong Kong, la ciudad menos china de China,
vive a mil por hora: és caótica a la vez
que
ordenada, excitante, acelerada y
vibrante
a más no poder. Una jungla de acero, cristal y neones que, tras
ganarle todo el terreno que ha podido al mar, continúa creciendo en vertical a través de sus rascacielos
infinitos.

Pero Hong Kong también se
define por su carácter cosmopolita: en ella conviven más de siete millones de personas que la dotan de un aire renovado
constante. Caminar por sus calles es enfrentarse a continuos contrastes: inmensas avenidas comerciales confirman
que el consumismo, en este rincón de Asia, está a la orden del día y, sin
embargo, también existen lugares repletos de paz y tranquilidad, como sus
templos más emblemáticos. Inabarcable e inmensa como es, en Skyscanner hemos querido facilitarte la
ardua tarea de decidir por dónde comenzar a conocerla: te la traemos analizada,
organizada y presentada en cinco de sus barrios más aclamados. ¡Que la
disfrutes!

Kowloon, Hong Kong puro y duro

Y si existe un barrio en Hong
Kong que resuma y concentre esos contrastes de los que te hablábamos antes ese
és, sens dubte, Kowloon. Se encuentra
situado en la península que se extiende frente a la isla de Hong Kong y hubo
una época en la que se trató de la zona
más poblada del mundo
. ¿Puedes imaginarlo?

Aquí el trasiego de turistas
y locales de un lado a otro aumenta considerablemente: la vida se hace en la calle, entre tiendas, restaurantes —el
hongkonés es un amante absoluto de la comida callejera—, templos y mercados.
Per exemple, el Temple Street Night
Market
, en el que cada día, al caer la noche, se despliegan un sinfín de
puestos de productos de imitación junto a tenderetes con los más sabrosos
manjares: uno de los favoritos de los turistas.

al parque de Yuen Po Street, por otro lado, se hallan dos curiosos mercados:
uno de flores y otro de pájaros, por los que pasear tranquilamente y, de paso,
observar cómo muchos ancianos aprovechan para conversar mientras sacan a sus
mascotas, metidas en pequeñas jaulas, a tomar el fresco.

Pero las opciones de este
animado barrio son muchas más: en el Golden
Fish Market
los locales se hacen con aquellos peces que, según los
preceptos del fengshui, les traerán
riqueza, mientras que junto al victòria
Harbour
los antiguos barcos de velas rojas regalan, frente al skyline de Central, esa estampa tan
perseguida por los turistas. Al caer la noche, el espectáculo Symphony of the Lights acapara toda la atención.

Un poco más al norte, Kowloon
sigue invitando a descubrir su esencia. Y lo hace en dos enclaves únicos: per
un lado, en el Wong Tai Sin Temple,
donde entre farolillos rojos y varas de incienso, és possible aprenderlo todo sobre el taoísmo. Y por
otro, en el Monasterio de Chi Lin
Nunnery
, un oasis de paz absoluto en el que disfrutar paseando entre los
inmensos jardines de Nian Lan, contemplando su hermosísima pagoda dorada y
visitando su monasterio de madera de
teca
, construido —dicen— sin un solo clavo, en el que habitan monjas
budistas.

Central: el corazón financiero de Asia

El distrito de Central, en la isla de Hong Kong, aúna en sus anchas
avenidas gran parte de la esencia de la ciudad. Por un lado se hallan sus altísimos rascacielos, en los que se
concentra la mayor parte de la actividad financiera ya no solo de Hong Kong,
sino de todo Asia.

Es tracta del lugar de los expatriados por excelencia:
en horas punta es todo un espectáculo ver cómo ríos de personas, de orígenes de
lo más diverso, salen en tropel de sus oficinas para tomar el metro, tirar de
tarjeta gastando parte de su sueldo en las tiendas de grandes firmas que hay
por la zona, o subiendo en las escaleras mecánicas más largas del mundo hasta
el Soho, donde la variedad de bares y restaurantes es maravillosa (pero de este
punto te hablaremos más tarde).

Entre los edificios más
emblemáticos del distrito financiero destacan el del HSBC, diseñado por el arquitecto Norman Foster en 1985 i
considerado una obra de arte de la precisión, la sofisticación y la innovación,
i el coloso del Banco de China,
desde cuya planta 43 se obtienen unas vistas fascinantes. Junto a él, altres
joyas del Hong Kong colonial también tienen su espacio. ¿Por ejemplo? la
catedral gótica de St. John o el Antiguo Edificio del Consejo Legislativo. Una vez visto todo, será
el momento de poner rumbo, ahora sí, al Soho.

Soho y The Peak: arte urbano, vistas y mucho ambiente

Es precisamente esta zona, 1
dos pasos (o también podríamos decir, a dos escaleras mecánicas) del distrito
financiero, donde la mayor parte de los expatriados en Hong Kong van a
pasárselo bien. Ellos, y un buen puñado de locales que ansían encontrar ese
barrio que toda ciudad posee en el que lo tradicional deja paso a lo
contemporáneo, pero sin dejar de mantener su huella.

Es aquí también donde se
hallan algunas de las galerías de arte
más aclamadas
. Cómo no, hay sitio para los negocios de pequeños diseñadores
y un magnífico despliegue de arte urbano
que dota de color y vida las paredes de los edificios: caminar por sus
callejuelas y cuestas desvela una sorpresa tras otra en forma de murales.

Los huecos entre escaleras y
empinadas calles son aprovechados en algunas zonas por artesanos y
profesionales de oficios tan auténticos como el de afilador: es una delicia
contemplar cómo trabajan en sus pequeños cubículos. Cerca de Hollywood Road, i
entre decenas de restaurantes en los que la nueva cocina es la reina, el Soho
cambia de tercio: el PMQ es una antigua
estación de policía reconvertida
en un auténtico enjambre de pequeñas
empresas en el que pasar horas descubriendo maravillas. A muy pocos pasos,
otros dos tesoros del barrio: Man Mo
Temple, uno de los templos más antiguos de Hong Kong
cuya atmósfera
intimista es simplemente indescriptible, i Cat
Street, la calle de los anticuarios
—y de alguna que otra falsificación
“made in China”—.

Para rematar, otra zona muy
cercana al Soho que hay que visitar sin duda alguna es el Victoria Peak: el mirador por excelencia que se halla a 552 metres
de altura. Para subir, dos opciones: hacerlo en el mítico funicular de más de
125 anys d'antiguitat, o en autobús desde la zona de Central. Sea como sea,
disfrutar de la panorámica Hong Kong, no importa si es de día o de noche,
acabará por enamorar a cualquiera de esta fascinante ciudad.

Admiralty y Causeway Bay: las zonas más elegantes

Podríamos decir que ambos
barrios forman prácticamente uno: entre ellos concentran gran parte de la zona
residencial de Hong Kong. Grandes y elegantes edificios contrastan con aquellos
otros que, por la aglomeración de casas, parecen enjambres de abejas (si, esas
que tanto gusta fotografiar a los turistas).

También es una conocida zona de compras: en Causeway
Bay se concentran gran parte de las botigues
de primeras marcas internacionales
, des Prada 1 Chanel la Dior,
que compiten unas con otras por el escaparate más llamativo. Los elegantes
cafés están a la orden del día y las inmensas
pantallas LED resplandecen en prácticamente todas las fachadas
: la
publicidad y la llamada al consumismo es constante.

Pero también es zona de
restaurants: aquí hay que olvidarse de los puestos de comida callejera que
tanto gustaban en Kowloon —los hay, porque en Hong Kong eso es inevitable, però
en mucha menos cantidad— y preparar el
bolsillo para disfrutar de la calidad sobre el mantel.
I, entre consumir y
comer, también hay espacio para otro tipo de entretenimiento, per descomptat: el
que regala un buen paseo por Hong Kong
Park y sus ocho hectáreas
, o el que se puede disfrutar en un día de carrera
en el Hipódromo Happy Valley, donde
cada miércoles la fiesta está asegurada.

Lantau Island: otro universo

Se trata de la isla más grande de las que conforman
Hong Kong
i, però, es la más tranquila de todas: es llegar a Lantau
y sentir que a uno le embulle la naturaleza y se contagia de la paz reinante.
És, sens dubte, la zona más rural
de la ciutat.

Pero hay algo que
definitivamente atrae a los viajeros hasta este magnífico oasis —más allá de su
aeropuerto o Disneyland, que también se encuentran en Lantau—, y es su Gran Buda sedente, la figura más grande de este tipo en todo
el mundo
—nada menos que 23 metros de altura—. De fet, para llegar hasta
ella lo más cómodo y práctico es hacerlo en teleférico, lo que permite, ya
desde la distancia y entre colinas verdes de gran belleza, divisar la figura
debido a sus dimensiones. Para alcanzar la base de Buda, eso sí, hay que subir 268 graons: sol una
vez se están frente a él se valora de verdad su inmensidad. A tan solo unos
passos, a més, se halla otra de las joyas de la isla: il Monasterio Po Lin, de religión budista, fue construido en 1924 i
cuenta con un restaurante vegano muy económico y recomendado.

Para conocer aún más la
faceta rural de Hong Kong, hay una excursión que no puede faltar: desde donde
se encuentra el Gran Buda parten autobuses aproximadamente cada 30 minutos que
recorren la isla hasta llegar a Tai Lao,
un pequeño pueblo de pescadores
al que los coches no tienen acceso y por
cuyas estrellas callejuelas tan solo se
puede transitar a pie o en bicicleta.
Algunas de las casas, y ahí está lo
curioso, se sostienen sobre pilares en el agua. La estampa que se aprecia desde
algunos puntos, en la que se contemplan las casas flotantes entre canales, poco
recuerdan a las abarrotadas calles comerciales de la ciudad.

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